FORMAS DE RECUPERACION DE LA ECONOMIA


JORGE GONZALEZ IZQUIERDO.

UNIVERSIDAD DEL PACIFICO.

En la literatura económica moderna[1] se ha podido establecer, en base al estudio de un buen número de casos de recesiones pasadas a nivel mundial, diferentes formas en las que las economías con fuertes problemas económicos inician el camino de retorno a la normalidad. Esto cobra mucha importancia hoy dado los problemas que está sufriendo la economía peruana a consecuencia de la pandemia originada por el coronavirus. Procedamos a estudiar las formas conocidas de retorno a la normalidad.
Si aceptamos que en la economía peruana existen imperfecciones de diferente clase en los diferentes mercados que la componen, tendremos que concluir que para el corto plazo la producción y el empleo estarán determinados, en lo fundamental, por el estado de la demanda agregada, en especial del gasto interno. Por consiguiente, en la fase de reactivación la política monetaria y sobre todo la fiscal tendrá que estar orientada a estimular la demanda interna dado que es muy probable que exista un déficit de demanda que solucionar si queremos que la economía regrese a su nivel potencial en el menor tiempo posible. Dependiendo de la cantidad y calidad de la respuesta de política económica y de lo acertada  que estén las decisiones sobre la mantención de la cuarentena y otras restricciones, se podrían dar los siguientes resultados:


      1) UNA RECUPERACIÓN TIPO “Z”.





En el eje de las “Y” se mide nivel de PBI. En el eje de las “X” se mide tiempo. La línea recta y punteada indica la trayectoria del nivel del PBI sin considerar los efectos de la pandemia. En el tiempo “t0” se toman las medidas restrictivas y el nivel del PBI cae a “a” pero cuando se levantan éstas se produce un rebote fuerte en el PBI que lo lleva incluso por encima del nivel pre-crisis, “b”, para luego regresar a su nivel normal, “c”. ¿Qué pudo provocar esto? El comportamiento de la demanda (gasto). Los agentes económicos sobre todo consumidores se muestran muy optimistas al extremo que lo que dejaron de comprar en los días de cuarentena, salen y lo “recuperan” en los días posteriores,  adicionales a su consumo normal. Eso provoca el “overshooting”. Además consideran que la posibilidad de un contagio desaparece rápidamente y la posibilidad de un rebrote no existe. Sus ingresos no se vieron mayormente afectados ni tampoco el empleo. Algo exótico en los presentes momentos. Pero lo presento porque al comienzo algunos comentaristas y altos funcionarios públicos lo consideraban posible.



    2) UNA RECUPERACIÓN TIPO “V”.



Aquí los agentes económicos se muestran también optimistas pero no tanto como en el caso anterior. Cuando se producen las medidas restrictivas, el PBI cae a “a” y luego se inicia un proceso de recuperación relativamente rápido, digamos en uno o dos trimestres, que se extiende por un tiempo hasta alcanzar el punto “b”. Las expectativas son positivas y se tiene confianza  que la pandemia no retornará, porque se descubrió una vacuna por ejemplo. La vida regresa a su normalidad. En este caso  se debe asumir también que los ingresos reales no han sufrido mayor daño y que el empleo se recupera rápidamente. Casi una Ley de Say.


    3) UNA RECUPERACIÓN TIPO “U” PERO CON EL SEGMENTO “B”-“C” MÁS ECHADO.



Esta es una opción más realista dado que  asume que los efectos de la pandemia duran un tiempo mayor, que supera el fin de las restricciones; el shock inicial de oferta produce efectos más duraderos sobre la demanda agregada. Aquí cuando se dan las restricciones, el PBI cae a “a”  y se mantiene con  poca variación por un tiempo, “b”,  para luego recuperarse lentamente, “c”. La probable explicación de este comportamiento es que se han producido tres tipos de factores: a) se mantienen restricciones parciales sobre el aparato productivo;  b) se ha producido daño a la demanda agregada, sobre todo la interna, vía deterioro de liquidez e ingresos reales, de expectativas, desempleo de mayor duración; y c)  también problemas de liquidez y solvencia en empresas, sobre todo en el segmento de micro, pequeña y medianas empresas. El contexto externo será desfavorable en gran parte del periodo.



4) UNA RECUPERACIÓN TIPO “W”.



Este caso es muy real también. Se da cuando un gobierno presionado por grupos de poder político, mediáticos o económicos se apura prematura e irresponsablemente en reabrir la economía no tomando en cuenta al 100% los consejos desde el punto de vista de salubridad pública provocando un regreso de la pandemia en los próximos meses. El gobierno se verá obligado a tomar medidas más drásticas todavía.

Aquí cuando se toman las medidas restrictivas, el PBI cae a “b” para luego cuando se levantan tales medidas iniciar un proceso de recuperación, “c”, y luego la pandemia rebrota y se toman medidas más restrictivas, el PBI vuelve a caer para posteriormente iniciar otro proceso de recuperación, más lento y doloroso. El costo económico total será mayor que en los casos anteriores.


5) UNA RECUPERACIÓN TIPO “L”.



Este caso es un poco difícil que se dé dado que el periodo de restricciones al aparato productivo y personas no es muy prolongado. Cuando las medidas restrictivas y los efectos que producen sobre la economía duran un largo tiempo es probable que se ocasionen daños permanentes a la oferta agregada, debido a que se afectaría la formación del stock de capital, la calidad y cantidad de empleo, el progreso tecnológico; un fenómeno llamado “Histéresis”. Estaríamos hablando de “una inversa a la Ley de Say” en el sentido de que “lack of demand creates over time lack of supply”.  Según esto el nivel del PBI potencial cae a un nivel inferior para el largo plazo, “a” y se mantiene en ese nivel. Esta situación es la que están pasando hoy  las economías desarrolladas después de la Gran Crisis Financiera 2007-2008. Guardando sus distancias pero algo similar le ocurrió a la economía peruana. En el periodo 2003-2013, de gran auge en el precio de las materias primas, el crecimiento potencial de la economía peruana se estimaba entre 6%-6.5% anual. Cuando se acabó el auge y los precios de las materias primas cayeron apreciablemente, un movimiento de regreso a una situación de normalidad, el crecimiento potencial se tuvo que recalcular a alrededor de 4%. El crecimiento promedio anual 2014-2019 fue de 3.0% por debajo del potencial aún para estimaciones un poco menores al 4%. Por lo que, hasta antes de la llegada de la pandemia podríamos concluir dos cosas: a) se dió una reducción apreciable en el crecimiento potencial; b) además se produjo una reducción en el crecimiento actual por debajo del nuevo potencial atribuido a un déficit de demanda, sobre todo interna.
Con la información hasta el momento, no considero viable que esta forma de recuperación se dé en nuestro caso.

6) CONCLUSIÓN.

De los cinco escenarios expuestos considero que el más probable que ocurra es el “U” modificado, si es que el gobierno no actúa imprudentemente y levanta prematuramente las medidas restrictivas, en cuyo caso tendríamos el escenario “W” como  probable. Las razones para ello estarían focalizadas en los efectos sobre la Oferta y Demanda Agregada de la economía. Respecto a la primera, se darán todavía restricciones parciales  al aparato productivo hasta el mes de agosto-setiembre por lo que recién estaría funcionando al 100% a partir del último trimestre del año;  los protocolos sanitarios fijados por actividad serán de difícil y costoso cumplimiento para la mayoría de las empresas, sobre todo para las micro, pequeña y en menor medida medianas empresas sin contar  a la oferta de naturaleza  informal; la productividad podría verse afectada por el fuerte desempleo que se está produciendo en el sector formal ya que se estaría perdiendo capital humano especializado al momento de la recontratación, y también por la  drástica caída  en la inversión privada. Es probable que un sector de empresas con problemas de liquidez pasen a tener problemas de solvencia al ver sus ingresos estancados y su endeudamiento crecer. Respecto a la segunda, el consumo privado tendrá un muy débil comportamiento por la caída en los niveles de liquidez e ingreso real de las personas; en el empleo; expectativas negativas; y restricción voluntaria de gasto en actividades de alto riesgo de contagio; el miedo a gastar puede ahondar una recesión. La inversión privada estará afectada por la quiebra de empresas y por la difícil situación de liquidez y solvencia que atraviesan; expectativas negativas dada la gran incertidumbre existente; y desfavorables desarrollos provenientes del exterior, sobre todo para la minería. La demanda externa neta no jugará un rol reactivador de la producción en buena parte del periodo 2020-2021.
La política económica de corto plazo tendrá mucho que decir en estos desarrollos, especialmente la fiscal, dado que el gasto privado estará contrayéndose, vía expansión del gasto en inversión, especialmente en infraestructura ya que es sabido que cuando la tasa de interés de referencia del banco central está prácticamente en cero, el multiplicador fiscal sube de valor y además en el Perú no es relevante la Hipótesis del Ingreso Permanente, lo que refuerza la conclusión anterior; asimismo importa mucho la forma de financiar el déficit. La política monetaria debe ser creativa en desarrollar y usar mecanismos no convencionales para seguir soportando el buen desenvolvimiento de los mercados financieros y estimular, dentro de lo posible, el gasto privado, y respaldar una recuperación tan vigorosa como sea posible. El banco central debe hacer un uso más intensivo del mecanismo de Forward Guidance para guiar expectativas de los agentes económicos por el sendero deseado y afectar favorablemente las condiciones del mercado financiero sin hacer uso extenso de cambios en la base monetaria.



[1] “The ABCs of the post-COVID economy recovery”, L. Sheiner and K. Yilla, Brookings, series, May 4, 2020.












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