UNA NOTA SOBRE EL DISEÑO DE POLITICA ECONOMICA DE CORTO PLAZO

 JORGE GONZALEZ IZQUIERDO.

UNIVERSIDAD DEL PACIFICO.

La recesión económica producida por la Pandemia del coronavirus está golpeando fuerte a la economía peruana. En los primeros siete meses del año la economía registró un crecimiento de -16.5% y el empleo total nacional registró un desplome de - 40% en el trimestre Abril-Junio al igual que los ingresos de los trabajadores. Ante esta situación la pregunta que surge es sobre el tipo de política económica que sería la más conveniente adoptar para ayudarnos a recuperar la normalidad en el menor tiempo posible. Según el BCRP, en su último Reporte de Inflación del mes de Setiembre la política fiscal el próximo año sería contractiva en tanto que la política monetaria seguiría siendo expansiva. ¿Es esta combinación de política económica la adecuada? En lo que sigue trataré de dar una respuesta.

Para comenzar, usaré el modelo de Fondos Prestables de inspiración clásica y aplicable sólo a situaciones de pleno empleo. Este modelo determina la tasa de interés de equilibrio de largo plazo de la economía correspondiente a un estado de pleno empleo (r*) la que, entre otras cosas, serviría de guía al banco central para situar su tasa de interés real de referencia. Lo hace en función de una demanda por fondos prestables y una oferta de fondos prestables. En términos más actuales, función de una demanda por ahorros (inversión) y una oferta de ahorros.



La curva Ss refleja el deseo de ahorrar de los agentes económicos en una situación de pleno empleo. La curva Ds lo que desean invertir. La tasa r0*es la tasa de interés real de equilibrio de largo plazo (tasa natural de interés) que está determinada por factores reales que soportan cada función (curva).

Puede suceder que por alguna razón se produce un shock adverso sobre la demanda por ahorros (inversión), Ds, y ésta se reduce sustancialmente al nivel de Ds1:



En el punto “B”, la economía encuentra su nuevo equilibrio requiriendo una tasa de interés real negativa igual a  -r1* para mantener el pleno empleo. Pero, a una tasa de 0% el monto que los agentes económicos desean ahorrar es mayor al monto que desean invertir, generándose  una situación de exceso de ahorro privado. En esta situación, ¿qué se puede hacer? La respuesta de política económica es variada. En primer lugar, se podría implementar una política de gasto fiscal expansiva que use el exceso de ahorro que el sector privado no desea emplear; no se darían los consabidos efectos de presionar al alza las tasas de interés ni efecto crowding-out alguno sobre el gasto privado dada la situación de exceso de ahorro que se experimenta. Una alternativa a la política descrita sería hacer una política monetaria expansiva que utilice primero sus instrumentos convencionales como reducir encajes bancarios y poner  la tasa de interés de referencia  en 0% para luego, si lo anterior no alcanza para devolver a la economía al pleno empleo, emplear mecanismos no convencionales con el objetivo de elevar expectativas de inflación para alcanzar la tasa de interés real negativa que se necesita, disminuir tasas de interés de largo plazo si permanecen por encima de 0%,promover una devaluación del tipo de cambio real y elevar los precios de los stocks.

Pero, alguien puede pensar que una situación de pleno empleo es un evento muy raro en la economía peruana. Lo normal es que opere por debajo del pleno empleo. Por lo que no tendría mucho sentido utilizar un modelo que siempre asume pleno empleo para analizar el caso de nuestra economía. Por ello, vamos introducir situaciones de desempleo al modelo de Fondos Prestables y ver que nos dice.

En desempleo haremos uso de la lógica Keynesiana. El ahorro y la inversión dependen del nivel de ingreso de la economía (PBI). Conforme aumenta el ingreso, aumenta el ahorro con lo que la curva Ss se desplaza hacia la derecha y habrá tantos niveles de tasa de interés como niveles de ingreso existan. Una tasa de interés por cada nivel de ingreso. La inversión también aumenta pero se asume que el efecto sobre el ahorro predomina.



Por consiguiente, la teoría de los Fondos Prestables para una situación de desempleo define una relación inversa entre ingreso y tasa de interés (curva E0-E0), pero no alcanza para determinar, por si sola,  la tasa de interés de equilibrio para una situación concreta. Esta relación es  conocida también como la curva IS. Necesita de una segunda teoría que la complemente y esta es la teoría de la Preferencia por la Liquidez  que da origen a la curva LM. Ambas teorías si son capaces de determinar la tasa de interés de equilibrio de corto plazo correspondiente a una situación de desempleo.



Supongamos que un shock exógeno de oferta y demanda muy fuerte provocó que tanto el PBI potencial como la demanda agregada se contraigan apreciablemente y que después de un tiempo el PBI potencial regresa cerca de su nivel inicial pero la demanda agregada no,  por lo que después de un proceso de “rebote” de la producción y el empleo, la economía se encuentra en una situación de apreciable desempleo. El banco central respondió con reducir su tasa de interés de referencia a cero más otras medidas pero no logró regresar a la economía al pleno empleo. Algo similar ocurrió con la política fiscal que implementó acciones más orientadas a evitar o reparar daños a la economía que a estimularla. La economía está en el punto “C”  del grafico anterior. Se necesita una tasa real de interés negativa igual a -r2 para alcanzar el pleno empleo. ¿Cuáles serían las medidas de política económica que se podrían implementar? Considero que son las siguientes:

a)  Una política de gasto fiscal, todo lo expansiva que sea necesaria, para devolver a la economía al pleno empleo, poniendo a trabajar el exceso de ahorro privado generado. El costo marginal social de usar esos recursos ociosos será muy bajo y la utilidad marginal social bastante mayor siempre y cuando se usen eficientemente.

b) Una política monetaria expansiva usando instrumentos no convencionales dado que la tasa de interés de referencia está en 0%. Se busca crear mayores expectativas de inflación y con ello provocar una reducción de la tasa de interés real a niveles negativos con la intención de alcanzar el nivel exigido por el pleno empleo (-r2); la ecuación de Fisher nos ayuda a entender la lógica descrita. También se busca reducir tasas de interés de más largo plazo para incentivar el gasto en consumo e inversión. Así mismo, provocar una devaluación del tipo de cambio real para incrementar exportaciones netas. Y finalmente elevar el precio de los stocks para incentivar el gasto en consumo e inversión.

c)  Una política de alivio de deuda financiera para los agentes económicos sujetos a esa restricción con el fin de incrementar su gasto en bienes y servicios.

Recomendaciones similares se obtienen usando un modelo de economía abierta llamado el Modelo Swan por su autor el economista australiano Trevor Swan. Es un modelo “ad-hoc” pero que funciona razonablemente bien aunque en este año algunos investigadores le han proveído de fundamentos microeconómicos y su resultado ha sido promisorio. En lo que sigue voy asumir  que el lector lo conoce bastante bien de forma tal que me descargo de la tediosa tarea de explicarlo.



En el eje de las “Y” se mide la relación PN/PT, precios de no transables a transables como proxy  de la inversa del tipo de cambio real definido como Pt/Pn. En el eje de las “X” la Demanda Agregada Interna, básicamente gasto fiscal. La curva “E.B”  refleja el equilibrio externo de la economía. La curva “I.B” el equilibrio interno. La situación actual de la economía se refleja en el punto “B” porque, según el Reporte de Inflación del BCRP, la cuenta corriente de la balanza de pagos estaría en equilibrio al tender su déficit a cero en este año (-0.1%PBI) y registrar un pequeño déficit el 2021 (-1.6%PBI). El  desempleo en cambio es muy abundante. La región a la izquierda de la curva “I.B” señala la presencia de desempleo y  a la derecha de la curva “E.B” déficit en la cuenta corriente.  El modelo nos indica claramente que la combinación adecuada de política económica sería expandir la demanda interna con un aumento del tipo de cambio real, según está definido, lo que implica un aumento en el  precio relativo de los transables vía incremento del tipo de cambio nominal. De esta forma se promueve que la mayoría del incremento de la demanda agregada interna beneficie a la economía nacional.

CONCLUSIÓN.

Considero que en las actuales circunstancias la economía peruana requiere de una tasa de interés real negativa para regresar al pleno empleo dado el desplome de la inversión privada en el segundo trimestre del año estimado en -64.2% por el  BCRP y de -40% para el primer semestre. ¿Cuán negativa? No estoy en condiciones de decirlo. Pero la máxima tasa de interés real negativa que se puede obtener sería de -2% dada la meta de inflación fijada por el banco central, con un máximo de -3%. Si este es el nivel que exige la economía, entonces es algo que se podría lograr elevando las expectativas de inflación de los agentes económicos que ahora se encuentran  por debajo del 2%. Y ¿cómo? usando instrumentos no convencionales para conseguir los objetivos señalados en el acápite (b)  del párrafo anterior ya que también las tasas de interés de mercado de largo plazo están  por encima de 0%.  Si esto resultara complicado de implementar, como creo que sería por el momento, la alternativa sería una política de gasto autónomo fiscal expansiva que haga uso del exceso de ahorro privado que el banco central ha estimado en 9.1%PBI para el 2020 y de 3.6%PBI para el 2021 y de ser necesario, financiamiento adicional. Pero en este respecto hay cosas que preocupan porque hasta el mes de Agosto del presente año, según el BCRP, el gasto no financiero del Sector Público no Financiero había crecido escasamente 2.6% en términos nominales lo que para efectos prácticos da  una expansión real de cero, con el agravante de que la inversión pública registró crecimiento negativo hasta en el propio mes de Agosto. Por lo que en gran parte del 2020 se habrá implementado una política de gasto fiscal contractiva lo que, dado los rezagos con que hace sentir sus efectos,  afectará  el comportamiento de la producción y empleo hasta fines de año. El gobierno estima que en los cuatro meses que restan para acabar el año el gasto público subirá fuertemente, sobre todo en inversión, lo que levanta dudas al respecto y especialmente en lo  referido a la calidad del gasto.  Por ello, llama poderosamente la atención que según estimaciones del BCRP publicadas en su Reporte de Inflación de Setiembre, la política fiscal en el 2021 sería contractiva algo que va en contra de lo que sugieren los modelos analizados. Se olvidan los que proponen eso que en la mitad de una recesión preocuparse en exceso sobre la deuda pública no es una prioridad a menos que los mercados financieros te fuercen a hacerlo. Según el mismo reporte, la deuda pública bruta representará el 34.3%PBI a fines de año y la neta 22.8%PBI muy por debajo de la situación presentada por  un buen número de países; además son niveles de deuda que no deben despertar temores en exceso y es probable que el costo ponderado de dicha deuda esté por debajo del crecimiento potencial de la economía. Puede ser que estén aplicando literalmente lo que  dicen  los libros de texto de macroeconomía sobre la existencia de un trade-off entre política fiscal y monetaria que lleva hacer política fiscal contractiva cuando la política monetaria es expansiva, como es nuestro caso. Lo que a  veces no se comprende es que tal trade-off existe si y sólo si la política fiscal pone en riesgo la obtención de los objetivos del banco central en cuanto a inflación y empleo; si no es así no existe mayor razón para que el banco central ajuste su política monetaria; y por otro lado, tal trade-off sólo se da cuando la política monetaria tiene margen de acción es decir cuando su tasa de referencia está  por encima del 0%. Una consolidación fiscal se debe hacer cuando el gasto privado y el externo neto crecen en forma sostenida y vigorosa, porque puede darse una política monetaria expansiva pero el gasto privado no reacciona en la forma esperada y por lo tanto no sería adecuado hacer consolidación fiscal. Quizá hayan algunos que crean en la tesis del profesor Alberto Alesina de Harvard que sostiene que una consolidación fiscal es expansiva en el corto plazo; déjenme decirles que para que ello se dé deberán primero cumplirse  una serie de requisitos que obviamente no se están dando en la economía peruana como por ejemplo estar haciendo profundas reformas estructurales en el mercado del trabajo y de capitales; además, la tesis quedó desacreditada con la experiencia de la Eurozona en la crisis del 2008-2009.  Por otro lado, dada la naturaleza de esta crisis y la restricción del 0% para la tasa de interés de referencia del banco central,  ha quedado meridianamente claro no sólo para el Perú sino para muchos países  que la política monetaria por sí sola no es capaz de devolver a la economía al pleno empleo en un tiempo razonable. Se necesita de la política fiscal y esta debe ser expansiva pero incidiendo en un mayor gasto autónomo en inversión, sobre todo en infraestructura.

Resumiendo, según los modelos expuestos, la combinación adecuada de política económica es  política fiscal y monetaria expansivas en el presente año y en el 2021, con medidas de alivio financiero para los sectores de la sociedad que lo ameriten. Espero que el gobierno del señor presidente Martin Vizcarra se rectifique e implemente una política fiscal expansiva eficiente.

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