SOBRE EL SUBSIDIO A LA CONTRATACIÓN DE MANO DE OBRA FORMAL.

JORGE GONZALEZ IZQUIERDO.

UNIVERSIDAD DEL PACÍFICO.

El gobierno del señor presidente Martin Vizcarra anunció el otorgamiento de  un subsidio a la contratación de mano de obra formal que se  entregaría a las empresas de todo tamaño que hayan experimentado una reducción en sus ventas igual o mayor al 30% entre los meses de Abril y Mayo del presente año. El subsidio iría entre el 35% - 55% del costo de la planilla de personal nuevo o que dejó de laborar y es recontratado. Se aplicaría para las contrataciones que se den entre Agosto 2020 - Enero 2021. El subsidio cubre sólo el pago de las remuneraciones de los trabajadores contratados de manera formal que tengan un sueldo de hasta 2,400 soles y todos los beneficios laborales. Distingue, además, entre dos segmentos de trabajadores: a) jóvenes entre 18-24 años y b) mayores de 25 años, incrementando el subsidio cuando el trabajador es contratado a plazo indeterminado y reduciéndolo cuando el contrato es a plazo fijo. El tiempo total del subsidio es de seis meses y será mayor para los primeros tres meses y luego se reducirá en los siguientes tres meses. Por último, el subsidio será mayor cuando se trate de trabajadores jóvenes. ¿Es una buena decisión de política económica? Creo que no. Veamos.

La Pandemia del Coronavirus provocó una profunda recesión en la economía que ocasionó  una drástica caída  de la producción, desplome del empleo, y reducción apreciable de ingresos, sobre todo de los trabajadores. Soy de la opinión que el probable retorno a los niveles pre-pandemia se dé primero en la producción y luego en el empleo, sobre todo en  el considerado adecuadamente productivo. Esto último tomará un tiempo mayor debido, en lo principal, a  que la Pandemia aceleró y consolidó la llegada a las empresas formales de la inteligencia artificial, automatización y robotización y provocó también un shock de reconversión productiva, alterando con ello la naturaleza y estructura de la demanda de mano de obra y provocando un posible incremento del desempleo estructural. Parte del desempleo coyuntural que se ha producido, se convertirá en estructural dada la prevalencia de amplios sectores de trabajadores con bajo stock de capital humano con capacidades cognitivas rutinarias fáciles de codificar y en otros casos habilidades que son específicas a sectores que se están encogiendo o desapareciendo. Por otro lado, según el INEI en el trimestre Abril-Mayo-Junio la población económicamente activa se redujo de 17.4 millones de personas (trimestre Enero- Marzo) a 11.3 millones, una disminución de 6.1 millones que se pasaron a la categoría de población económicamente no activa; es decir, dejaron la fuerza laboral al quedar desempleadas y ver con pesimismo la situación futura de empleo; es probable que cuando deseen regresar a buscar trabajo les tome un tiempo considerable encontrarlo en el sector adecuadamente productivo, como demuestra la experiencia internacional.  Y es bien sabido que el desempleo estructural no se enfrenta con políticas de demanda sino con políticas de oferta, básicamente de educación, capacitación, entrenamiento, que busquen dar solución al posible desajuste de habilidades entre lo requerido por la demanda y  lo ofrecido por la oferta de trabajo.

En la actual coyuntura económica es necesario distinguir dos fases en el proceso de reactivación de la economía. La primera, de recuperación o rebote producido por la reapertura de la economía donde el comportamiento de la producción y empleo están determinados principalmente por factores de oferta. Y una segunda, posterior, donde ambos están determinados en lo fundamental por factores de demanda. Considero que básicamente estamos entrando a  la fase de reactivación donde lo importante es promover un crecimiento relativamente alto y sostenido de la demanda agregada, especialmente la interna. La demanda por trabajo, en este contexto,  depende fuertemente del comportamiento de la producción  y por ende de la demanda por bienes y servicios y activos financieros no monetarios. Es el típico caso en el que coexiste exceso de oferta en el mercado laboral y  en el de bienes y servicios al mismo tiempo, por déficit de demanda . En este escenario, reducir temporalmente el costo de contratación de mano de obra tendrá efectos marginales sobre la demanda por trabajo; la causalidad no va de costo a cantidad demandada de trabajo como ocurriría en situaciones de pleno empleo o cercanas a él. El modelo clásico recomienda que se debe subsidiar la contratación de mano de obra cuando en el mercado de trabajo existe alguna imperfección que impide que el mercado alcance su equilibrio,  y  no se la puede eliminar; la demanda por trabajo  depende sólo  de factores reales y no está afectada por la demanda por bienes y servicios. Este no es el caso de la actual coyuntura que vivimos por lo que la política del estado debe estar enfocada a estimular el crecimiento de la demanda agregada por bienes y servicios en el corto plazo para así impulsar la creación de nuevos puestos de trabajo.

Considero que la norma propuesta tiene las siguientes limitaciones y/o errores:

1) Es posible que para el corto plazo y en las presentes circunstancias, las curvas isocuantas no sean muy “echadas” como aparecen en los libros de texto de forma tal que no  sea muy fácil sustituir capital por trabajo en la producción del bien en cuestión. El subsidio lo que hace es reducir el precio relativo de usar los servicios de la mano de obra frente al uso de los servicios del capital y de esta forma se espera aumentar la demanda por trabajo por un efecto sustitución y escala. Pero si hay distorsiones en el proceso de  sustitución de factores o cambios en la función de producción debido a modificaciones en las productividades marginales del capital y trabajo, el efecto se vería limitado.

2) Un error  común en política económica es poner a un mismo servicio o bien diferentes precios de mercado; eso conduce inevitablemente a un comportamiento especulativo. Con el subsidio en cuestión, se está colocando diferentes precios a los servicios de la mano de obra por edad, tipo de contrato y  nivel salarial. Esto provocará un efecto sustitución importante en la contratación de mano de obra y no necesariamente un aumento neto considerable en el empleo. Además, de estimular comportamientos indeseables.

3) Será muy difícil distinguir entre la contratación de mano de obra que de todas formas las empresas iban a realizar,  en un contexto de reactivación de la producción,  de la contratación que supuestamente el subsidio incentivaría. Si no se puede distinguir uno del otro entonces se estarían generando sustanciales “windfall gains” para las empresas que se acogerían al subsidio. Esto constituiría una mala asignación de los escasos recursos que tiene el estado.

4) Pagar el subsidio en función de las nuevas contrataciones realizadas y no por la creación neta de empleo, creará el incentivo perverso de provocar despidos para luego contratar a alguien nuevo para ganarse el subsidio.

5) Con otorgar subsidios mayores dirigidos a grupos específicos de trabajadores, como en el presente caso, a jóvenes entre 18 - 24 años,  se corre el riesgo de estigmatizarlos ya que los empleadores los pueden considerar como menos productivos y con ello dificultar su contratación o alentar su posterior despido. Esta práctica además discrimina relativamente contra los trabajadores de mayor edad.

6) Contratar un trabajador en condiciones de formalidad a cambio de un subsidio temporal de seis meses que es a su vez decreciente en monto, no creará, ceteris paribus, mayor incentivo a contratar más mano de obra en el tiempo. Además, no debiera concederse  subsidio por contratar a plaza fijo; todo el peso del subsidio debería  cargarse a estimular la contratación  a plazo indeterminado ya que la primera modalidad causa problemas importantes al buen funcionamiento del mercado laboral.

7) La mayor o menor contratación de mano de obra dependerá principalmente, en las actuales circunstancias, del comportamiento de la producción. Si el sector privado espera que en los próximos 12 ó 24 meses el crecimiento de la producción será lento,  la creación de empleo neto será acorde a esa expectativa dado lo expuesto en un párrafo anterior y  en el probable comportamiento de la inversión privada. Los subsidios a la contratación de mano de obra no alterarán en lo sustancial este comportamiento.

8) Es probable que el gobierno para evitar los incentivos perversos que crea este subsidio implemente un conjunto de controles y supervisiones con  lo que provocará  costos   administrativos a las empresas  que probablemente sean mejor absorbidos por las de mayor tamaño. De ser este el caso,  los “windfall gains” irán mayormente a las grandes empresas.

9) Si como dice el proyecto de la norma, el subsidio se aplicaría a las contrataciones realizadas entre Agosto 2020 - Enero 2021,  los meses de Agosto, Setiembre y Octubre  ya transcurrieron por lo que no habría razón alguna para pagar el subsidio. Sería una completa mala asignación de recursos.

10) Las empresas que hayan tenido una caída en sus ingresos igual o mayor al 30% en los meses de Abril y Mayo calificarían para  el subsidio. La lógica es que producto de la reducción drástica de ingresos tengan problemas de liquidez (cash flow) que les dificultaría contratar mano de obra adicional. Por ello, hay que reducirles el costo de contratar mano de obra. Pero para tratar el problema de liquidez se crearon los Reactiva Perú 1 y 2 transfiriendo casi 60,000 millones de soles. Además, se les otorgó un subsidio a la planilla de 35% para desincentivar los despidos. Y  es probable que sus ventas ya estén recuperándose. 

Por todo lo expuesto, considero que no es buena idea implementar el subsidio a la contratación de nueva mano de obra formal. Aconsejo al gobierno del presidente Vizcarra utilizar los recursos que serían malgastados en el subsidio,  en  invertir en: i) programas de reeducación, recapacitación, entrenamiento en nuevas habilidades a los trabajadores, especialmente de bajos niveles salariales para que puedan estar en mejor forma para afrontar el reto que la llegada de la Cuarta Revolución Industrial  al Perú les está imponiendo, dentro de una verdadera reforma laboral; esto lo pueden hacer con el  concurso del sector privado ii) aumentar el acceso a internet que según el INEI  sólo el 40% de los hogares peruanos lo tienen, iii) programas de inversión pública sobre todo en infraestructura que incluya aspectos de digitalización.


[1] Según los nuevos modelos keynesianos también puede existir el exceso de oferta en ambos mercados por razones de imperfecciones como por ejemplo la existencia de competencia monopolística y de la hipótesis de salarios eficientes.

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