NOTAS SOBRE EL TEMA FISCAL.

JORGE GONZALEZ IZQUIERDO.

UNIVERSIDAD DEL PACIFICO.

1) Percibo que en nuestro país hay una excesiva preocupación por el tema de la deuda pública (DP) calculada a través del ratio DP/PBI que según estimaciones oficiales (MEF)  estaría alrededor de  34%PBI para este año cuando el año pasado fue 27%PBI; aun cuando, la deuda neta estaría cerrando en 23%PBI. Esta actitud está llevando a que los hacedores de política económica piensen hacer una política  de gasto fiscal contractiva para el 2021, con la excepción notable de un alto funcionario de una institución de mucho prestigio del sector público que piensa que hay que hacer política fiscal expansiva por un tiempo todavía. No comparto la actitud descrita. Creo que se está exagerando con el tema de la deuda pública y menos lo de hacer política de gasto fiscal contractiva en el 2021.

2) Desde el punto de vista de la teoría económica y de la práctica se debe hacer consolidación fiscal cuando el gasto privado interno crece  vigorosa y sostenidamente complementado con un apoyo del gasto externo neto. En esa situación no estamos todavía hoy ni  lo estaremos en un corto plazo. No hay que dejarse influenciar por las cifras estadísticas  de muy corto plazo porque ellas contienen un fuerte componente de rebote estadístico.

3) Desde mi  punto de vista, en el 2020 se hizo política de gasto fiscal contractiva sobre todo en inversión debido a que, trabajando con cifras del  BCRP, hasta el mes de Julio el gasto público no financiero creció en términos reales negativo  y considerando los “lags” con los que opera  la política fiscal  sus efectos contractivos sobre el gasto agregado se estarían sintiendo a lo largo del segundo semestre del 2020. ¿Y el déficit fiscal primario de casi 8%PBI, no es un indicador de una política fiscal fuertemente expansiva? No creo así. En circunstancias normales así sería. Pero las actuales no son normales. El déficit primario fue causado, en lo principal, por un shock exógeno provocado por la Pandemia del Covid-19 que  ocasionó un derrumbe de los ingresos fiscales.

4) Por otro lado, causaría genuina preocupación si los déficit primarios fueran el resultado de un gobierno “gastador”, cuyas políticas fiscales tienen el gen de gastar más allá de sus posibilidades, tipo Venezuela por ejemplo. Pero no. Nuestro caso no es así. Estos déficit son transitorios, temporales por naturaleza. Cuando se ponga bajo control la Pandemia, no habría razón de seguirlos causando. Se empezaría hacer consolidación fiscal. Los mercados creo lo interpretan de esta forma. El riesgo país sigue bastante bajo y las principales calificadoras de riesgo no han degradado la deuda pública tanto en dólares como en soles ni tampoco alterado sus perspectivas.

5) Considero que hay un factor que tendrá decisiva influencia en el comportamiento de la economía en el corto plazo y en la situación fiscal. Me refiero a la llegada de la vacuna anti Covid-19. ¿Por qué? Porque normalizaría el comportamiento del gasto privado, sobre todo del consumo. Pero, entiendo por “llegada  de la vacuna” a una situación en la que se haya vacunado al menos entre el 70%-75% de la población para conseguir la llamada “inmunidad de rebaño”. Con ello se conseguiría un mayor crecimiento del gasto privado permitiendo iniciar un proceso de consolidación fiscal gradual y creíble. Estimo que conseguir ese objetivo nos tomaría unos seis meses. Por lo cual, la política de gasto fiscal tendría que ser expansiva, al menos, durante  el primer semestre 2021. Acompañada con una política monetaria de similar stance.

6) El aumento en el gasto público ya no debe seguir priorizando  el consumo (corriente), como es el caso del  reciente bono a los trabajadores del sector público dado que este sector de la fuerza laboral fue el menos afectado por las secuela de la Pandemia y el multiplicador de este tipo de gasto es  bastante reducido. Se debe enfatizar el gasto en inversión en infraestructura para impulsar más fuertemente el crecimiento de la producción y el empleo, limitar el daño a la oferta agregada y reforzar la productividad del sector privado. Sin embargo, hay que reconocer que existen graves limitaciones estructurales a la expansión del gasto en inversión con calidad que el presente gobierno deberá de afrontar. Algunas ideas al respecto son las de terminar un buen número de proyectos de inversión pública que se quedaron a medio hacer por diversos motivos y que la Contraloría General los detectó en un informe de unos dos años atrás y usar con renovada intensidad esquemas como el pago de obras con impuestos y las APP.

7) Otra razón poderosa que respalda la posición de hacer política fiscal expansiva tiene que ver con el comportamiento del sector privado. Resulta que por motivos de fuerza mayor creados por la Pandemia, el sector privado generó importantes montos de exceso de ahorro privado como se demuestra claramente con el modelo de Fondos Prestables sobre todo  en una situación en la que la tasa de referencia del BCRP está prácticamente en cero por ciento. El BCRP estima que para el 2020 el exceso de ahorro privado es de alrededor de 9%PBI y de 3%PBI para el 2021. Si el sector privado no desea usar esos recursos entonces el sector público  debe ponerlos en uso a través de una política de gasto en inversión expansiva;  el costo marginal social de los recursos estará claramente por debajo de su utilidad marginal social. Además no tendría que producirse el tan temido efecto de “crowding-out” sobre el gasto privado. Por otro lado, parte de estos recursos podrían financiar una expansión del gasto privado en consumo sobre todo cuando llegue la vacuna, ya que un sector de  los agentes económicos  se vio “obligado a ahorrar” dado que la utilidad marginal a consumir sufrió un shock adverso y alentó a posponer el consumo en el tiempo; de esta forma, los agentes acumularon muchos activos líquidos que se expresó en un crecimiento de M2 de 34% a Octubre de este año, que facilitará  el financiamiento del gasto.

8) El mundo actual y el que se prevé para el futuro mediato es uno de bajas tasas de interés en términos nominales y reales. Este nuevo environment exige un cambio en el framework con el que se analiza el problema fiscal como ha empezado ya a proponerse en los principales circuitos académicos del  mundo desarrollado. Tradicionalmente se ha puesto casi toda la atención en la evolución del ratio Deuda Pública Total (DP) sobre PBI y en la evolución de dicho ratio se vislumbra la capacidad de pago futura de un país. Creo que a pesar de ello tal ratio tiene un problema conceptual. ¿Cuál? que relaciona un stock con un flujo. En el numerador se pone un concepto de stock (DP) y en el denominador uno de flujo (PBI). Debiera de ponerse en ambos lados sólo stocks o sólo flujos para ser coherentes. Por ejemplo, si deseo insistir con poner DP en el numerador, debo poner en el denominador el valor presente neto de un flujo futuro de PBI, digamos, de los próximos 15 años. Si hiciéramos esto, el ratio disminuiría apreciablemente debajo del 34%PBI actual. Pero, hacer estos cálculos conlleva mucha incertidumbre por lo que es mejor virar hacia la otra opción que es la de flujo-flujo. Debemos considerar en el numerador el servicio de la deuda externa a nivel de pago de intereses  o quizá  también incluir la amortización del principal, y en el denominador el PBI. Pero, el servicio de la deuda debe ser ajustado por  inflación ya que esta última “se come” parte de ella. Por consiguiente, debemos estimar el valor REAL  del servicio de la deuda y compararla con el PBI. El MEF presenta unos estimados,  desconozco si corresponden  al valor real del servicio de la deuda, que para el 2020 da una cifra de 1.8%PBI (sólo intereses) y de 2.1%PBI con amortización. Para el 2021 las cifras son de 1.9% y 2.2% respectivamente. Para los siguientes dos años el total sube hasta un 3%PBI. Visto así, la cosa cambia ya que el esfuerzo de pago que la deuda pública total demandaría a la economía, estaría entre 2%-3%PBI. Este nuevo environment exigiría que se sigan haciendo  operaciones de reingeniería financiera cancelando deuda cara con toma de deuda nueva más barata. Para así mantener bajo control el ratio estimado.

9) Adicionalmente, existe otro argumento muy poderoso derivado del nuevo environment de las tasas de interés, que debe entrar en consideración. Es el referido a la relación entre costo promedio de la deuda pública (r) y el crecimiento potencial de la economía (g). Si las tasas de interés están bajas y se mantendrán bajas en el mediano plazo, es probable que g sea mayor que r más ahora que el maturity de la deuda pública se está alargando (hasta cien años) y se genera el tiempo necesario  para hacer las reformas estructurales que se necesiten para elevar el crecimiento potencial a alrededor del 6% anual o más. Si g es mayor a r el país no tendría mayores problemas para afrontar  el servicio de su deuda pública y el ratio que tanto se usa DP/PBI bajaría en el tiempo.

10) Si g es mayor que r, el  tema de los efectos de las finanzas públicas sobre la economía  debe sufrir algunos ajustes. Desde el punto de vista del Gasto Agregado, claramente se puede concluir que en una recesión una política fiscal expansiva podría mejorar el tan mentado ratio DP/PBI. Desde la perspectiva de la Oferta Agregada, las bajas tasas de interés reales posibilitan que una mayor cantidad de proyectos de inversión sean rentables y puedan afrontar con relativa tranquilidad su servicio en el tiempo, pudiendo incluirse no sólo infraestructura sino también formación de capital humano, investigación y desarrollo justo ahora que la Pandemia aceleró la llegada a la economía  de los alcances de la Cuarta Revolución Industrial vale decir, inteligencia artificial, automatización y robotización.

11) Finalmente, unas palabras sobre como generar mayores ingresos. Independientemente de lo discutido hasta este momento, se hace inevitable reconocer que en el futuro se tendrá que elevar en forma autónoma, en algún porcentaje, los ingresos del gobierno general. Pero antes de pensar en subir impuestos o crear nuevos se debe pensar en recortar y/o eliminar gastos. Primero, es posible reducir drásticamente el gasto en Consultorías y Asesorías que el Sector Público realiza y que se acerca a los dos mil millones de soles al año. Segundo, reducir entre 0.5%- 1%PBI las exoneraciones tributarias y otros tratamientos preferenciales en un tiempo prudencial. Y obviamente, eliminar los gastos generados por la atención de la Pandemia. Luego pensar en ajustar impuestos. Considero que se debe gravar el consumo y no el ingreso por varias razones pero principalmente porque el consumo refleja mejor que el ingreso el bienestar que un agente económico obtiene de la sociedad. Además, en teoría de los precios está sólidamente demostrado que gravar el ingreso por ejemplo de una persona, afecta adversamente su deseo de trabajar, ahorrar e invertir en el tiempo, con lo que produce en términos agregados efectos adversos sobre el crecimiento potencial de la economía, los salarios reales y otras variables. También hay que considerar el efecto que sobre los ingresos del gobierno general tendrá  un shock exógeno, esta vez de naturaleza positiva, producto  del apreciable aumento en el precio del cobre y otros metales que el país exporta. Mientras dure esa situación, nos ayudará a cerrar la brecha fiscal con un menor esfuerzo fiscal.

Por sobre todos estos considerandos, no se debe permitir que desde el Congreso de las República se concreten iniciativas de gasto de naturaleza populista que compliquen tremendamente la cuantía del resultado fiscal primario y la capacidad de servir la deuda pública al implicar gastos de dudoso retorno económico y  crear expectativas adversas en los mercados nacionales y sobre todo mundiales. El Congreso se convertiría así en un constante shock exógeno adverso a las finanzas públicas y a la economía del país.

SOBRE EL SUBSIDIO A LA CONTRATACIÓN DE MANO DE OBRA FORMAL.

JORGE GONZALEZ IZQUIERDO.

UNIVERSIDAD DEL PACÍFICO.

El gobierno del señor presidente Martin Vizcarra anunció el otorgamiento de  un subsidio a la contratación de mano de obra formal que se  entregaría a las empresas de todo tamaño que hayan experimentado una reducción en sus ventas igual o mayor al 30% entre los meses de Abril y Mayo del presente año. El subsidio iría entre el 35% - 55% del costo de la planilla de personal nuevo o que dejó de laborar y es recontratado. Se aplicaría para las contrataciones que se den entre Agosto 2020 - Enero 2021. El subsidio cubre sólo el pago de las remuneraciones de los trabajadores contratados de manera formal que tengan un sueldo de hasta 2,400 soles y todos los beneficios laborales. Distingue, además, entre dos segmentos de trabajadores: a) jóvenes entre 18-24 años y b) mayores de 25 años, incrementando el subsidio cuando el trabajador es contratado a plazo indeterminado y reduciéndolo cuando el contrato es a plazo fijo. El tiempo total del subsidio es de seis meses y será mayor para los primeros tres meses y luego se reducirá en los siguientes tres meses. Por último, el subsidio será mayor cuando se trate de trabajadores jóvenes. ¿Es una buena decisión de política económica? Creo que no. Veamos.

La Pandemia del Coronavirus provocó una profunda recesión en la economía que ocasionó  una drástica caída  de la producción, desplome del empleo, y reducción apreciable de ingresos, sobre todo de los trabajadores. Soy de la opinión que el probable retorno a los niveles pre-pandemia se dé primero en la producción y luego en el empleo, sobre todo en  el considerado adecuadamente productivo. Esto último tomará un tiempo mayor debido, en lo principal, a  que la Pandemia aceleró y consolidó la llegada a las empresas formales de la inteligencia artificial, automatización y robotización y provocó también un shock de reconversión productiva, alterando con ello la naturaleza y estructura de la demanda de mano de obra y provocando un posible incremento del desempleo estructural. Parte del desempleo coyuntural que se ha producido, se convertirá en estructural dada la prevalencia de amplios sectores de trabajadores con bajo stock de capital humano con capacidades cognitivas rutinarias fáciles de codificar y en otros casos habilidades que son específicas a sectores que se están encogiendo o desapareciendo. Por otro lado, según el INEI en el trimestre Abril-Mayo-Junio la población económicamente activa se redujo de 17.4 millones de personas (trimestre Enero- Marzo) a 11.3 millones, una disminución de 6.1 millones que se pasaron a la categoría de población económicamente no activa; es decir, dejaron la fuerza laboral al quedar desempleadas y ver con pesimismo la situación futura de empleo; es probable que cuando deseen regresar a buscar trabajo les tome un tiempo considerable encontrarlo en el sector adecuadamente productivo, como demuestra la experiencia internacional.  Y es bien sabido que el desempleo estructural no se enfrenta con políticas de demanda sino con políticas de oferta, básicamente de educación, capacitación, entrenamiento, que busquen dar solución al posible desajuste de habilidades entre lo requerido por la demanda y  lo ofrecido por la oferta de trabajo.

En la actual coyuntura económica es necesario distinguir dos fases en el proceso de reactivación de la economía. La primera, de recuperación o rebote producido por la reapertura de la economía donde el comportamiento de la producción y empleo están determinados principalmente por factores de oferta. Y una segunda, posterior, donde ambos están determinados en lo fundamental por factores de demanda. Considero que básicamente estamos entrando a  la fase de reactivación donde lo importante es promover un crecimiento relativamente alto y sostenido de la demanda agregada, especialmente la interna. La demanda por trabajo, en este contexto,  depende fuertemente del comportamiento de la producción  y por ende de la demanda por bienes y servicios y activos financieros no monetarios. Es el típico caso en el que coexiste exceso de oferta en el mercado laboral y  en el de bienes y servicios al mismo tiempo, por déficit de demanda . En este escenario, reducir temporalmente el costo de contratación de mano de obra tendrá efectos marginales sobre la demanda por trabajo; la causalidad no va de costo a cantidad demandada de trabajo como ocurriría en situaciones de pleno empleo o cercanas a él. El modelo clásico recomienda que se debe subsidiar la contratación de mano de obra cuando en el mercado de trabajo existe alguna imperfección que impide que el mercado alcance su equilibrio,  y  no se la puede eliminar; la demanda por trabajo  depende sólo  de factores reales y no está afectada por la demanda por bienes y servicios. Este no es el caso de la actual coyuntura que vivimos por lo que la política del estado debe estar enfocada a estimular el crecimiento de la demanda agregada por bienes y servicios en el corto plazo para así impulsar la creación de nuevos puestos de trabajo.

Considero que la norma propuesta tiene las siguientes limitaciones y/o errores:

1) Es posible que para el corto plazo y en las presentes circunstancias, las curvas isocuantas no sean muy “echadas” como aparecen en los libros de texto de forma tal que no  sea muy fácil sustituir capital por trabajo en la producción del bien en cuestión. El subsidio lo que hace es reducir el precio relativo de usar los servicios de la mano de obra frente al uso de los servicios del capital y de esta forma se espera aumentar la demanda por trabajo por un efecto sustitución y escala. Pero si hay distorsiones en el proceso de  sustitución de factores o cambios en la función de producción debido a modificaciones en las productividades marginales del capital y trabajo, el efecto se vería limitado.

2) Un error  común en política económica es poner a un mismo servicio o bien diferentes precios de mercado; eso conduce inevitablemente a un comportamiento especulativo. Con el subsidio en cuestión, se está colocando diferentes precios a los servicios de la mano de obra por edad, tipo de contrato y  nivel salarial. Esto provocará un efecto sustitución importante en la contratación de mano de obra y no necesariamente un aumento neto considerable en el empleo. Además, de estimular comportamientos indeseables.

3) Será muy difícil distinguir entre la contratación de mano de obra que de todas formas las empresas iban a realizar,  en un contexto de reactivación de la producción,  de la contratación que supuestamente el subsidio incentivaría. Si no se puede distinguir uno del otro entonces se estarían generando sustanciales “windfall gains” para las empresas que se acogerían al subsidio. Esto constituiría una mala asignación de los escasos recursos que tiene el estado.

4) Pagar el subsidio en función de las nuevas contrataciones realizadas y no por la creación neta de empleo, creará el incentivo perverso de provocar despidos para luego contratar a alguien nuevo para ganarse el subsidio.

5) Con otorgar subsidios mayores dirigidos a grupos específicos de trabajadores, como en el presente caso, a jóvenes entre 18 - 24 años,  se corre el riesgo de estigmatizarlos ya que los empleadores los pueden considerar como menos productivos y con ello dificultar su contratación o alentar su posterior despido. Esta práctica además discrimina relativamente contra los trabajadores de mayor edad.

6) Contratar un trabajador en condiciones de formalidad a cambio de un subsidio temporal de seis meses que es a su vez decreciente en monto, no creará, ceteris paribus, mayor incentivo a contratar más mano de obra en el tiempo. Además, no debiera concederse  subsidio por contratar a plaza fijo; todo el peso del subsidio debería  cargarse a estimular la contratación  a plazo indeterminado ya que la primera modalidad causa problemas importantes al buen funcionamiento del mercado laboral.

7) La mayor o menor contratación de mano de obra dependerá principalmente, en las actuales circunstancias, del comportamiento de la producción. Si el sector privado espera que en los próximos 12 ó 24 meses el crecimiento de la producción será lento,  la creación de empleo neto será acorde a esa expectativa dado lo expuesto en un párrafo anterior y  en el probable comportamiento de la inversión privada. Los subsidios a la contratación de mano de obra no alterarán en lo sustancial este comportamiento.

8) Es probable que el gobierno para evitar los incentivos perversos que crea este subsidio implemente un conjunto de controles y supervisiones con  lo que provocará  costos   administrativos a las empresas  que probablemente sean mejor absorbidos por las de mayor tamaño. De ser este el caso,  los “windfall gains” irán mayormente a las grandes empresas.

9) Si como dice el proyecto de la norma, el subsidio se aplicaría a las contrataciones realizadas entre Agosto 2020 - Enero 2021,  los meses de Agosto, Setiembre y Octubre  ya transcurrieron por lo que no habría razón alguna para pagar el subsidio. Sería una completa mala asignación de recursos.

10) Las empresas que hayan tenido una caída en sus ingresos igual o mayor al 30% en los meses de Abril y Mayo calificarían para  el subsidio. La lógica es que producto de la reducción drástica de ingresos tengan problemas de liquidez (cash flow) que les dificultaría contratar mano de obra adicional. Por ello, hay que reducirles el costo de contratar mano de obra. Pero para tratar el problema de liquidez se crearon los Reactiva Perú 1 y 2 transfiriendo casi 60,000 millones de soles. Además, se les otorgó un subsidio a la planilla de 35% para desincentivar los despidos. Y  es probable que sus ventas ya estén recuperándose. 

Por todo lo expuesto, considero que no es buena idea implementar el subsidio a la contratación de nueva mano de obra formal. Aconsejo al gobierno del presidente Vizcarra utilizar los recursos que serían malgastados en el subsidio,  en  invertir en: i) programas de reeducación, recapacitación, entrenamiento en nuevas habilidades a los trabajadores, especialmente de bajos niveles salariales para que puedan estar en mejor forma para afrontar el reto que la llegada de la Cuarta Revolución Industrial  al Perú les está imponiendo, dentro de una verdadera reforma laboral; esto lo pueden hacer con el  concurso del sector privado ii) aumentar el acceso a internet que según el INEI  sólo el 40% de los hogares peruanos lo tienen, iii) programas de inversión pública sobre todo en infraestructura que incluya aspectos de digitalización.


[1] Según los nuevos modelos keynesianos también puede existir el exceso de oferta en ambos mercados por razones de imperfecciones como por ejemplo la existencia de competencia monopolística y de la hipótesis de salarios eficientes.

UNA NOTA SOBRE EL DISEÑO DE POLITICA ECONOMICA DE CORTO PLAZO

 JORGE GONZALEZ IZQUIERDO.

UNIVERSIDAD DEL PACIFICO.

La recesión económica producida por la Pandemia del coronavirus está golpeando fuerte a la economía peruana. En los primeros siete meses del año la economía registró un crecimiento de -16.5% y el empleo total nacional registró un desplome de - 40% en el trimestre Abril-Junio al igual que los ingresos de los trabajadores. Ante esta situación la pregunta que surge es sobre el tipo de política económica que sería la más conveniente adoptar para ayudarnos a recuperar la normalidad en el menor tiempo posible. Según el BCRP, en su último Reporte de Inflación del mes de Setiembre la política fiscal el próximo año sería contractiva en tanto que la política monetaria seguiría siendo expansiva. ¿Es esta combinación de política económica la adecuada? En lo que sigue trataré de dar una respuesta.

Para comenzar, usaré el modelo de Fondos Prestables de inspiración clásica y aplicable sólo a situaciones de pleno empleo. Este modelo determina la tasa de interés de equilibrio de largo plazo de la economía correspondiente a un estado de pleno empleo (r*) la que, entre otras cosas, serviría de guía al banco central para situar su tasa de interés real de referencia. Lo hace en función de una demanda por fondos prestables y una oferta de fondos prestables. En términos más actuales, función de una demanda por ahorros (inversión) y una oferta de ahorros.



La curva Ss refleja el deseo de ahorrar de los agentes económicos en una situación de pleno empleo. La curva Ds lo que desean invertir. La tasa r0*es la tasa de interés real de equilibrio de largo plazo (tasa natural de interés) que está determinada por factores reales que soportan cada función (curva).

Puede suceder que por alguna razón se produce un shock adverso sobre la demanda por ahorros (inversión), Ds, y ésta se reduce sustancialmente al nivel de Ds1:



En el punto “B”, la economía encuentra su nuevo equilibrio requiriendo una tasa de interés real negativa igual a  -r1* para mantener el pleno empleo. Pero, a una tasa de 0% el monto que los agentes económicos desean ahorrar es mayor al monto que desean invertir, generándose  una situación de exceso de ahorro privado. En esta situación, ¿qué se puede hacer? La respuesta de política económica es variada. En primer lugar, se podría implementar una política de gasto fiscal expansiva que use el exceso de ahorro que el sector privado no desea emplear; no se darían los consabidos efectos de presionar al alza las tasas de interés ni efecto crowding-out alguno sobre el gasto privado dada la situación de exceso de ahorro que se experimenta. Una alternativa a la política descrita sería hacer una política monetaria expansiva que utilice primero sus instrumentos convencionales como reducir encajes bancarios y poner  la tasa de interés de referencia  en 0% para luego, si lo anterior no alcanza para devolver a la economía al pleno empleo, emplear mecanismos no convencionales con el objetivo de elevar expectativas de inflación para alcanzar la tasa de interés real negativa que se necesita, disminuir tasas de interés de largo plazo si permanecen por encima de 0%,promover una devaluación del tipo de cambio real y elevar los precios de los stocks.

Pero, alguien puede pensar que una situación de pleno empleo es un evento muy raro en la economía peruana. Lo normal es que opere por debajo del pleno empleo. Por lo que no tendría mucho sentido utilizar un modelo que siempre asume pleno empleo para analizar el caso de nuestra economía. Por ello, vamos introducir situaciones de desempleo al modelo de Fondos Prestables y ver que nos dice.

En desempleo haremos uso de la lógica Keynesiana. El ahorro y la inversión dependen del nivel de ingreso de la economía (PBI). Conforme aumenta el ingreso, aumenta el ahorro con lo que la curva Ss se desplaza hacia la derecha y habrá tantos niveles de tasa de interés como niveles de ingreso existan. Una tasa de interés por cada nivel de ingreso. La inversión también aumenta pero se asume que el efecto sobre el ahorro predomina.



Por consiguiente, la teoría de los Fondos Prestables para una situación de desempleo define una relación inversa entre ingreso y tasa de interés (curva E0-E0), pero no alcanza para determinar, por si sola,  la tasa de interés de equilibrio para una situación concreta. Esta relación es  conocida también como la curva IS. Necesita de una segunda teoría que la complemente y esta es la teoría de la Preferencia por la Liquidez  que da origen a la curva LM. Ambas teorías si son capaces de determinar la tasa de interés de equilibrio de corto plazo correspondiente a una situación de desempleo.



Supongamos que un shock exógeno de oferta y demanda muy fuerte provocó que tanto el PBI potencial como la demanda agregada se contraigan apreciablemente y que después de un tiempo el PBI potencial regresa cerca de su nivel inicial pero la demanda agregada no,  por lo que después de un proceso de “rebote” de la producción y el empleo, la economía se encuentra en una situación de apreciable desempleo. El banco central respondió con reducir su tasa de interés de referencia a cero más otras medidas pero no logró regresar a la economía al pleno empleo. Algo similar ocurrió con la política fiscal que implementó acciones más orientadas a evitar o reparar daños a la economía que a estimularla. La economía está en el punto “C”  del grafico anterior. Se necesita una tasa real de interés negativa igual a -r2 para alcanzar el pleno empleo. ¿Cuáles serían las medidas de política económica que se podrían implementar? Considero que son las siguientes:

a)  Una política de gasto fiscal, todo lo expansiva que sea necesaria, para devolver a la economía al pleno empleo, poniendo a trabajar el exceso de ahorro privado generado. El costo marginal social de usar esos recursos ociosos será muy bajo y la utilidad marginal social bastante mayor siempre y cuando se usen eficientemente.

b) Una política monetaria expansiva usando instrumentos no convencionales dado que la tasa de interés de referencia está en 0%. Se busca crear mayores expectativas de inflación y con ello provocar una reducción de la tasa de interés real a niveles negativos con la intención de alcanzar el nivel exigido por el pleno empleo (-r2); la ecuación de Fisher nos ayuda a entender la lógica descrita. También se busca reducir tasas de interés de más largo plazo para incentivar el gasto en consumo e inversión. Así mismo, provocar una devaluación del tipo de cambio real para incrementar exportaciones netas. Y finalmente elevar el precio de los stocks para incentivar el gasto en consumo e inversión.

c)  Una política de alivio de deuda financiera para los agentes económicos sujetos a esa restricción con el fin de incrementar su gasto en bienes y servicios.

Recomendaciones similares se obtienen usando un modelo de economía abierta llamado el Modelo Swan por su autor el economista australiano Trevor Swan. Es un modelo “ad-hoc” pero que funciona razonablemente bien aunque en este año algunos investigadores le han proveído de fundamentos microeconómicos y su resultado ha sido promisorio. En lo que sigue voy asumir  que el lector lo conoce bastante bien de forma tal que me descargo de la tediosa tarea de explicarlo.



En el eje de las “Y” se mide la relación PN/PT, precios de no transables a transables como proxy  de la inversa del tipo de cambio real definido como Pt/Pn. En el eje de las “X” la Demanda Agregada Interna, básicamente gasto fiscal. La curva “E.B”  refleja el equilibrio externo de la economía. La curva “I.B” el equilibrio interno. La situación actual de la economía se refleja en el punto “B” porque, según el Reporte de Inflación del BCRP, la cuenta corriente de la balanza de pagos estaría en equilibrio al tender su déficit a cero en este año (-0.1%PBI) y registrar un pequeño déficit el 2021 (-1.6%PBI). El  desempleo en cambio es muy abundante. La región a la izquierda de la curva “I.B” señala la presencia de desempleo y  a la derecha de la curva “E.B” déficit en la cuenta corriente.  El modelo nos indica claramente que la combinación adecuada de política económica sería expandir la demanda interna con un aumento del tipo de cambio real, según está definido, lo que implica un aumento en el  precio relativo de los transables vía incremento del tipo de cambio nominal. De esta forma se promueve que la mayoría del incremento de la demanda agregada interna beneficie a la economía nacional.

CONCLUSIÓN.

Considero que en las actuales circunstancias la economía peruana requiere de una tasa de interés real negativa para regresar al pleno empleo dado el desplome de la inversión privada en el segundo trimestre del año estimado en -64.2% por el  BCRP y de -40% para el primer semestre. ¿Cuán negativa? No estoy en condiciones de decirlo. Pero la máxima tasa de interés real negativa que se puede obtener sería de -2% dada la meta de inflación fijada por el banco central, con un máximo de -3%. Si este es el nivel que exige la economía, entonces es algo que se podría lograr elevando las expectativas de inflación de los agentes económicos que ahora se encuentran  por debajo del 2%. Y ¿cómo? usando instrumentos no convencionales para conseguir los objetivos señalados en el acápite (b)  del párrafo anterior ya que también las tasas de interés de mercado de largo plazo están  por encima de 0%.  Si esto resultara complicado de implementar, como creo que sería por el momento, la alternativa sería una política de gasto autónomo fiscal expansiva que haga uso del exceso de ahorro privado que el banco central ha estimado en 9.1%PBI para el 2020 y de 3.6%PBI para el 2021 y de ser necesario, financiamiento adicional. Pero en este respecto hay cosas que preocupan porque hasta el mes de Agosto del presente año, según el BCRP, el gasto no financiero del Sector Público no Financiero había crecido escasamente 2.6% en términos nominales lo que para efectos prácticos da  una expansión real de cero, con el agravante de que la inversión pública registró crecimiento negativo hasta en el propio mes de Agosto. Por lo que en gran parte del 2020 se habrá implementado una política de gasto fiscal contractiva lo que, dado los rezagos con que hace sentir sus efectos,  afectará  el comportamiento de la producción y empleo hasta fines de año. El gobierno estima que en los cuatro meses que restan para acabar el año el gasto público subirá fuertemente, sobre todo en inversión, lo que levanta dudas al respecto y especialmente en lo  referido a la calidad del gasto.  Por ello, llama poderosamente la atención que según estimaciones del BCRP publicadas en su Reporte de Inflación de Setiembre, la política fiscal en el 2021 sería contractiva algo que va en contra de lo que sugieren los modelos analizados. Se olvidan los que proponen eso que en la mitad de una recesión preocuparse en exceso sobre la deuda pública no es una prioridad a menos que los mercados financieros te fuercen a hacerlo. Según el mismo reporte, la deuda pública bruta representará el 34.3%PBI a fines de año y la neta 22.8%PBI muy por debajo de la situación presentada por  un buen número de países; además son niveles de deuda que no deben despertar temores en exceso y es probable que el costo ponderado de dicha deuda esté por debajo del crecimiento potencial de la economía. Puede ser que estén aplicando literalmente lo que  dicen  los libros de texto de macroeconomía sobre la existencia de un trade-off entre política fiscal y monetaria que lleva hacer política fiscal contractiva cuando la política monetaria es expansiva, como es nuestro caso. Lo que a  veces no se comprende es que tal trade-off existe si y sólo si la política fiscal pone en riesgo la obtención de los objetivos del banco central en cuanto a inflación y empleo; si no es así no existe mayor razón para que el banco central ajuste su política monetaria; y por otro lado, tal trade-off sólo se da cuando la política monetaria tiene margen de acción es decir cuando su tasa de referencia está  por encima del 0%. Una consolidación fiscal se debe hacer cuando el gasto privado y el externo neto crecen en forma sostenida y vigorosa, porque puede darse una política monetaria expansiva pero el gasto privado no reacciona en la forma esperada y por lo tanto no sería adecuado hacer consolidación fiscal. Quizá hayan algunos que crean en la tesis del profesor Alberto Alesina de Harvard que sostiene que una consolidación fiscal es expansiva en el corto plazo; déjenme decirles que para que ello se dé deberán primero cumplirse  una serie de requisitos que obviamente no se están dando en la economía peruana como por ejemplo estar haciendo profundas reformas estructurales en el mercado del trabajo y de capitales; además, la tesis quedó desacreditada con la experiencia de la Eurozona en la crisis del 2008-2009.  Por otro lado, dada la naturaleza de esta crisis y la restricción del 0% para la tasa de interés de referencia del banco central,  ha quedado meridianamente claro no sólo para el Perú sino para muchos países  que la política monetaria por sí sola no es capaz de devolver a la economía al pleno empleo en un tiempo razonable. Se necesita de la política fiscal y esta debe ser expansiva pero incidiendo en un mayor gasto autónomo en inversión, sobre todo en infraestructura.

Resumiendo, según los modelos expuestos, la combinación adecuada de política económica es  política fiscal y monetaria expansivas en el presente año y en el 2021, con medidas de alivio financiero para los sectores de la sociedad que lo ameriten. Espero que el gobierno del señor presidente Martin Vizcarra se rectifique e implemente una política fiscal expansiva eficiente.

SOBRE LA COYUNTURA ECONOMICA Y CONSIDERACIONES DE MÁS LARGO PLAZO

JORGE GONZALEZ IZQUIERDO.

I) CORTO PLAZO.

     1)      En el corto plazo lo fundamental es controlar la Pandemia hasta que aparezca la vacuna porque el curso futuro de la economía va a depender de tres factores: a) primero, de lejos el más importante, el desenvolvimiento de la pandemia; b) la política económica ya ejecutada (presencia de lags) y la que está por implementarse; y c) las secuelas de mayor duración que la Pandemia ha dejado en la economía como incremento del desempleo estructural; quiebra de empresas; inadecuado financiamiento a las micro y pequeñas empresas, todo ello afectando adversamente la productividad de la economía y provocando algún daño al PBI potencial.

     2)      Una vez controlada la Pandemia se tendría que finalizar la fase de reapertura de la economía para tener al aparato productivo (OA) plenamente operativo. Esta fase continuaría con el proceso de recuperación (rebote) iniciado en Mayo (crecimiento de 8.5% frente a Abril), Junio (crecimiento de 14.5% respecto a Mayo) y Julio (crecimiento de 7.5% frente a Junio),  pero que se vio cortado en Agosto y  en Setiembre por las medidas restrictivas  tomadas a nivel nacional por el gobierno dado el agravamiento de la salud pública provocado por el repunte de la Pandemia. Pero esta fase, tiene una duración corta. Estimo que a fines de año podría haber mermado fuertemente su impulso. Durante esta fase, el comportamiento de la producción y el empleo están básicamente determinados por factores de oferta, dado que el gasto total y especialmente el privado interno responde, básicamente, a factores endógenos ligados al comportamiento de la oferta agregada (OA),  y el gasto público no fue expansivo. El proceso de recuperación hasta el momento, señala que éste se dio con mayor dinamismo en sectores productores de bienes y no tanto de servicios (que son intensivos en el uso de mano de obra), lo que implica que el empleo  se recupere, en términos de unidad de producto, no tan intensamente. En la fase de reactivación se debe modificar este patrón de crecimiento vía, básicamente, política fiscal y sectorial dando especial énfasis a sectores intensivos en el uso de mano de obra.

    3)      Según el BCRP, en un reciente informe semanal, hasta Agosto del presente año el Gasto No Financiero del Sector Público creció en términos nominales 2.6%% lo que descontando la inflación del periodo da un crecimiento real  de alrededor de 1%. Este comportamiento hará sentir sus efectos contractivos en los próximos uno o  dos trimestres por el retraso con el que actúa la política fiscal. Lo que haga el gobierno a partir de Agosto hará sentir plenamente sus efectos en la economía, recién a partir de inicios del 2021. En este respecto, preocupa el comportamiento de la inversión pública que muestra crecimientos negativos tanto en Junio como Julio, Agosto y posiblemente Setiembre. Por ello, la política fiscal debe ser “forward looking”.

     4)      Luego,  lo que toca es iniciar una tercera fase, la de plena reactivación de la economía para recuperar en el menor  plazo posible los niveles de empleo y producción pre-pandemia; creo que la reactivación se debe medir no tanto por el crecimiento del producto sino por el del empleo adecuadamente productivo. En esta fase, el crecimiento de la producción y empleo estará determinado, básicamente, por el comportamiento de la demanda agregada (gasto) (DA), tanto  interna como  externa neta, dadas las imperfecciones existentes en los diferentes mercados de la economía. En esta fase la política fiscal será determinante dado que el gasto privado tendrá un crecimiento relativamente modesto, tanto a nivel de consumo  pero sobre todo de inversión. Por ello considero que no sería adecuado plantear una consolidación fiscal drástica en el 2021. El déficit fiscal primario debe ser apreciable todavía pero reflejando incrementos de gasto en inversión pública, sobre todo en salud, infraestructura y educación, y en menor medida, en consumo que involucre transferencias. La consolidación fiscal  drástica debe iniciarse cuando el gasto privado y externo neto crezcan fuerte y sostenidamente, y se deberá anunciar claramente un derrotero de retorno a la sostenibilidad fiscal en el menor tiempo posible.  En términos del financiamiento a ese esfuerzo fiscal no todo debe descansar en mayor endeudamiento. Primero, debiera de hacerse un esfuerzo de reasignar recursos de aquellas partidas cuyo gasto sería de baja productividad como “consultorías y asesorías” y de aquellas otras que a nivel de gobiernos sub-nacionales secularmente registran poca utilización. Segundo, estimo que podría recortarse en alrededor de un punto porcentual del PBI las exoneraciones tributarias y otros tratamientos preferenciales. Finalmente, quedaría el endeudamiento interno y externo. En este respecto quiero rescatar la información dada por el BCRP de que en el presente año el sector privado generaría un porcentaje muy importante de ahorro neto (8% PBI) y el 2021 uno de casi 3% PBI. De cumplirse estos estimados, el gobierno podría poner a trabajar el ahorro que el sector privado no desea utilizar emitiendo bonos en el mercado local; en este caso no se darían mayores presiones al alza en las tasas de interés de mediano y largo plazo internas  ni tampoco efecto “crowding out” alguno sobre el gasto privado. En el frente externo, todo apunta a que la situación de muy bajas tasas de interés reales seguirá por un tiempo relativamente largo; es un buen momento de endeudarse emitiendo bonos en los mercados mundiales dado que, entre cosas, se asegura que el crecimiento de la economía para esos horizontes de deuda sea superior a su costo con lo que se facilita el servicio de esa deuda. Claro está, que internamente no se caiga en políticas de corte populista, irresponsables, que aumenten el riesgo país o peor aún afecten nuestro grado de inversión obtenido. Por el lado de la política monetaria las cosas han ido  mejor. El BCRP instrumentó una política monetaria que busca dos objetivos fundamentales: a) estabilizar el sistema financiero a fin de que no se interrumpa el flujo normal de crédito al sector privado y b) contribuir a que la eventual reactivación de la economía sea tan vigorosa como sea posible. Utilizó en un primer momento dos de sus principales mecanismos convencionales, reduciendo apreciablemente las tasas de encaje tanto en dólares como en soles y situar su tasa de interés de referencia en 0.25%, casi 0%; con ello busca bajar el costo del endeudamiento y promover condiciones financieras que ayuden luego a la reactivación de la demanda agregada interna. Luego pasó a hacer uso de  mecanismos no convencionales para dar liquidez al sistema financiero como por ejemplo, los orientados a solucionar problemas de liquidez de las empresas (Reactiva Perú 1, 2) y a evitar efectos negativos sobre la economía producto de algunas medidas convertidas en ley por parte del Congreso de la República (caso AFPs). Considero que el banco central está capacitado para la tarea de estabilizar el sistema financiero pero no lo está para tratar de llegar a segmentos específicos de la economía a fin de incentivarlos; recomiendo que no lo haga; eso es tarea de la política fiscal. Así mismo, considero que todavía no es momento de utilizar mecanismos no convencionales como compra de bonos soberanos del MEF en el mercado secundario y/o primario  para afectar las tasas de interés de mediano y largo plazo o  reducir aún  más  el nivel de la tasa de interés de referencia para llegar a terreno negativo. Los efectos secundarios de tales medidas podrían acarrear sustanciales costos dada la situación actual y previsible de corto plazo de la economía. Considero que  debe usar con mayor intensidad el mecanismo de “Forward Guidance” dada la apreciable credibilidad que los agentes económicos tienen en el banco central y que  tan buenos resultados está dando en otras economías, minimizando costos colaterales; en este sentido en sus pronunciamientos sobre política monetaria  debe dejar constancia explícita  que su política seguirá el principio de “lower for longer” (L4L) para estimular desde ahora al gasto privado. El exceso de ahorro privado detectado en el mercado de fondos prestables tiene efectos en el mercado monetario porque se plasma en una situación de exceso de demanda por dinero configurando así un escenario macro de contracción de la demanda agregada por bienes, servicios y activos financieros no monetarios con exceso de demanda por dinero, al mismo tiempo. En circunstancias normales la receta sería hacer una política monetaria expansiva para resolver la situación de exceso de demanda en el mercado monetario y con ello estimular la demanda agregada por bienes y servicios. Pero esta no es una situación normal. Aquí el exceso de demanda por dinero es una consecuencia de la crisis  y no su causa, ya que las medidas de tipo sanitario adoptadas que causan una demanda agregada deficiente obliga al sector privado a demandar  más dinero. En este contexto la solución no es aumentar la oferta monetaria sino una política fiscal expansiva que ponga a trabajar el exceso de ahorro privado y también una política de reprogramación de deuda que conlleve  un importante  alivio de deuda para aquellos agentes económicos que tengan esa restricción. Sin embargo, ésta medida presenta el problema que restringe la oferta de nuevos créditos para dichos sectores ya que inmoviliza recursos por un tiempo. Otro aspecto a tomar en cuenta por su importancia son las expectativas de los agentes económicos. Si estas permanecen adversas, la vuelta a la normalidad tomará  mayor tiempo que el debido. Los modelos basados en el enfoque clásico señalan claramente la importancia de las expectativas e incluso algunos economistas de esa corriente llegan a decir que las recesiones se inician cuando la gente se vuelve pesimista respecto al futuro y se acaban cuando ese sentimiento se torna en optimismo. Por ello, la política económica del gobierno debe contemplar este aspecto y formular acciones que vayan más allá de la política fiscal y monetaria para hacer que los agentes económicos dejen posiciones pesimistas, especialmente frente al proceso electoral que se avecina. Esto es especialmente relevante para la inversión privada dado que hoy considero  se necesita propiciar un shock de inversión privada que requiere de un mejoramiento sustancial de expectativas y que contemple también un manejo adecuado institucional y social.

     5)      Estimo que este año el crecimiento estará entre -12% y -14% y con las medidas restrictivas tomadas en Agosto que comprometieron alrededor del 15% del PBI, se estaría inclinando más hacia el -14%.

II)  MÁS LARGO PLAZO.

     6)       Pero considero que esta crisis nos brinda una oportunidad sin paralelo en la historia moderna de nuestro país para introducir modificaciones sustanciales al proceso de crecimiento y desarrollo económico y social del Perú, debido a que esta Pandemia mostró con suma claridad  las serias deficiencias que tenemos en aspectos tan vitales como salud, educación, informalidad laboral y empresarial, infraestructura, calidad de instituciones, eficiencia del sector público. Si ponemos bajo control a la Pandemia o mejor aún llega al país prontamente la vacuna, superar la adversa coyuntura no debe representar un serio problema desde el punto de vista de formulación de la política económica adecuada porque después de la Gran Crisis Financiera Mundial 2008-2009 la ciencia y política económica consolidaron el conocimiento y la praxis de cómo afrontar un proceso de recesión debido a un déficit de demanda, como es nuestro caso,  tanto en su vertiente fiscal como monetaria y de tratamiento de expectativas. Por lo que el próximo gobierno o los candidatos presidenciales deben abocarse con mucho ahínco a proponer políticas orientadas a solucionar las graves   deficiencias puestas en evidencia por la Pandemia, entre otras.

      7)      Propongo abordar los siguientes aspectos económicos y sociales:

a)      Perfeccionar el funcionamiento del sistema de economía de mercado que está operando en nuestro país acercándolo a estas cinco características deseables: i) que el sector privado sea el responsable de producir los bienes y servicios que la sociedad necesita en condiciones de calidad, cantidad y oportunidad adecuadas concediendo un rol  subsidiario al estado; ii) en todos los mercados debe existir la mayor competencia posible; iii) para asegurar lo anterior debe existir un marco regulatorio simple, eficiente y predecible; iv) la provisión de bienes públicos debe ser adecuada en términos de calidad, cantidad y cobertura (salud, educación, seguridad, infraestructura, etc.); v) creación e implementación de una fuerte red de seguridad social pensando sobre todo  en los sectores más vulnerables. La economía de mercado que tenemos falla en cumplir con casi todas estas características.

b)      Eliminar la extrema pobreza y reducir la pobreza a un dígito. El requisito necesario pero no suficiente es conseguir un crecimiento del ingreso per-cápita superior  al 3.8% promedio anual para reducir la pobreza monetaria en alrededor de dos puntos porcentuales por año en promedio. Crecimiento del ingreso per-cápita de 1.95% promedio anual como el que tuvimos  en el periodo 2014-2019 sólo produjo una disminución de la pobreza monetaria de 0.61 puntos porcentuales promedio anual, claramente insuficiente. La Pandemia aumentará la pobreza monetaria en por lo menos siete puntos porcentuales este año.

c)       Disminuir sustancialmente la desigual distribución del ingreso, riqueza y sobre todo, de las oportunidades. Según un estudio reciente de profesores de la Universidad del Pacífico el coeficiente GINI retrocedió a niveles de 2010 con esta Pandemia. La política tributaria, primero, y de gasto, después, se podrían usar para este fin. Esto también ayudaría al fortalecimiento de la clase media para hacerla menos vulnerable a los efectos de shocks negativos externos y/o internos. Un país logrará un mayor desarrollo económico y social en la medida que su clase media sea mayoritaria y sobre todo consolidada. La clase media hoy en el país siente que lo que aporta a la economía es bastante mayor a lo que recibe de ella. Esto también acelerará la movilidad social tanto horizontal como vertical en la sociedad.

d)      Disminuir radicalmente la informalidad laboral y empresarial que hace daño al bienestar de la sociedad peruana como fenómeno de largo plazo y a la formulación de políticas públicas. El problema fundamental de la informalidad no son los supuestos altos costos de ser formal sino  sus bajos niveles de productividad que le impiden generar ingresos suficientes para sufragar los costos de ser formal. Prueba de ello es que según el INEI para el 2019 del total del valor agregado generado en un año en la economía (PBI) alrededor del 80% provenía del llamado sector formal y sólo el 20% restante del informal a pesar  que este último es el que alberga al 72% del empleo y al 77% de las unidades productivas. La política adecuada para reducir la informalidad debe pasar por elevar sustancialmente los niveles de productividad, como tarea principal, y aminorar los costos de ser formal eliminando los excesos. Pero de ninguna manera centrarse sólo en reducir costos de ser formal. Eso ya se probó en anteriores gobiernos y no funcionó. La pregunta entonces es cómo se consigue elevar sustancialmente la productividad del sector informal. La respuesta está en hacer profundas reformas estructurales que se detallan en el siguiente acápite.

e)      Para conseguir los objetivos señalados como deseables, en adición a las políticas específicas enumeradas, se deberán realizar al menos las siguientes seis reformas estructurales : 

 i. Reforma profunda de la educación, sobre todo la pública para garantizar el acceso a una educación de calidad en todas sus dimensiones a los 33 millones de peruanos.

ii. Reforma profunda de la salud, en especial la salud pública que garantice un nivel mínimo de salud a toda la población.

iii. Reforma profunda del estado para garantizar su funcionamiento eficiente en los diferentes roles que le toca jugar en la sociedad.

iv. Reforma profunda de las Instituciones que consista en crear las instituciones que se consideren faltantes así como reformar y empoderar a las existentes para que cumplan cabalmente con el rol para que fueran creadas. Con instituciones débiles como tenemos ahora, no llegaremos muy lejos.

v. Inversiones masivas en infraestructura para reducir sustancialmente el apreciable déficit que existe en la actualidad, estimado en 160,000 millones de dólares, un 72% del PBI.

vi. Reforma profunda del sistema financiero para facilitar, entre otros objetivos, el adecuado acceso  a dicho sistema a los segmentos de micro, pequeña y medianas empresas.

 8) Hacer las reformas estructurales propuestas no será tarea fácil porque todavía quedan   problemas  grandes por resolver como la corrupción, que está relativamente extendida en la sociedad, tanto en el sector privado como público;  la lucha  en contra que probablemente hagan algunos grupos de poder económico, político y social que no desean perder las rentas económicas y no económicas generadas por una posición de dominio o que profesen ideologías trasnochadas como el populismo que tanto daño hace al bienestar de una sociedad.

Desde el punto estrictamente económico las reformas estructurales son vitales para elevar considerablemente el crecimiento potencial de la economía dado su efecto positivo sobre el crecimiento de la productividad total de factores. En el caso nuestro, considero que se necesitaría un crecimiento potencial de por lo menos seis por ciento anual para sentar las bases de una sociedad más justa en términos de los objetivos planteados con anterioridad. El actual, pre-pandemia, estimado entre 3.5% - 4% anual no alcanza, es insuficiente para respaldar el esfuerzo que el país requiere para lograr una transformación que logre una sociedad de alto nivel de bienestar, justa e inclusiva. Y ¿cómo se eleva el crecimiento potencial a 6% o incluso más? Realizando al menos las seis reformas estructurales postuladas.

SOBRE LA COYUNTURA ECONOMICA: ¿QUE NOS DICEN DOS MODELOS SIMPLES?


JORGE GONZALEZ IZQUIERDO

UNIVERSIDAD DEL PACIFICO.

En la actual literatura económica  existen dos modelos de larga data que prácticamente han caído en desuso debido a una falla estructural, entre otras, que radica en la falta de sólidos fundamentos microeconómicos, tanto de naturaleza clásica como aquellos derivados de la economía conductual, en sus ecuaciones de comportamiento. Los llaman modelos “ad-hoc”. Pero a pesar de ello, funcionan relativamente bien cuando de explicar se trata ciertas situaciones de corto plazo por las que atraviesan las economías; al igual que el modelo Mundell-Fleming que lo encuentro bastante útil cuando se trata de analizar el desenvolvimiento macroeconómico de economías pequeñas y abiertas. Me refiero a los modelos IS-LM y DA-OA conocidos por los estudiantes de pre-grado de economía. En lo que sigue voy a aplicar los modelos a la actual coyuntura económica peruana.
He sostenido en anteriores escritos que la defensa que está haciendo la sociedad peruana frente a los embates de la pandemia del coronavirus ha impuesto un shock de oferta externo a la economía y provocado una caída apreciable del PBI potencial,  debido a la cuarentena, distanciamiento social y cierre de fronteras internas y externas,  y que esta caída es una respuesta eficiente de la economía a medidas sanitarias que salvaguardan nuestras vidas. Esta caída refleja en lo fundamental, el desplome del empleo. Cuando la pandemia esté bajo control o extinguida por la aparición de una vacuna, el PBI potencial regresará a su nivel original o cerca de él, si es que en estas nueve semanas de confinamiento total no se ha producido un daño apreciable y  de carácter permanente a la oferta agregada de la economía. Es decir, la caída del PBI potencial es un fenómeno transitorio. Por otro lado, lo que si parece más probable es que la pandemia esté produciendo efectos de mayor duración sobre la Demanda Agregada que van más allá del levantamiento de las restricciones, como lo sostengo también en varios de mis artículos anteriores. Estos efectos provocarán que cuando se levanten todas las restricciones a la Oferta Agregada (aparato productivo)  el gasto agregado no regresará rápidamente a su nivel anterior a la pandemia generando un déficit de demanda y ,por consiguiente, retardando el  proceso de  recuperación de la economía en términos de retornar a su nivel de producción potencial pre-pandemia,  dado que para el periodo de fines del 2020, 2021 y parte quizá del 2022 la producción y el empleo estarán determinados, básicamente,  por el comportamiento de la demanda agregada, especialmente la interna. Por consiguiente, estoy sosteniendo que se necesita implementar una política de demanda agregada expansiva que tenga tres pilares: a) política fiscal expansiva que contemple mayor gasto corriente relacionado con mayores transferencias a los agentes económicos necesitados especialmente familias; aumento del gasto en inversión en infraestructura sobre todo; y reducción de distorsiones al buen funcionamiento de la economía que incluya estímulos que afecten directamente a la oferta agregada; b) política monetaria más expansiva utilizando nuevos y creativos mecanismos no convencionales que estimulen el gasto privado y respalden una recuperación vigorosa, como por ejemplo seguir financiando las necesidades de liquidez y crédito pero con garantía del estado y si tienen que comprar bonos que se haga en el mercado secundario, especialmente los soberanos; c) una política de mejoramiento de expectativas que vaya más allá del accionar de la autoridad fiscal o monetaria ya que involucra también variables de naturaleza política, social e institucional. Aunque debo insistir  que la velocidad con que se recupere la normalidad económica (PBI actual igual a su nivel potencial) dependerá fundamentalmente si se tiene bajo control o extinguida  la pandemia. Si esto no se consigue, a pesar de una política económica expansiva la economía podría no recuperar su normalidad dado que el gasto privado sobre todo en consumo no se normalizaría por el temor siempre latente de contagio que afectaría sobre todo a las actividades de alto riesgo de contagio.
Veamos primero nuestra situación con el modelo IS-LM.
No voy a entrar a explicar el modelo porque asumiré que los lectores lo conocen. Pero tampoco es muy difícil  entenderlo.

A --> B --> C


En el eje de las “Y mediré la tasa de interés nominal o real según sea que estemos tratando de ajustes de portafolio financiero (LM) o de decisiones de consumo-inversión (IS), respectivamente. En el eje de las “X” mediré el PBI real (Y). La curva IS refleja la demanda agregada real de la economía y la curva LM  el mercado de activos de la economía (cantidad real de dinero). La recta de color rojo refleja el nivel del PBI potencial de la economía (Yp). Cuando se toman las medidas para enfrentar a la pandemia, en el muy corto plazo el PBI potencial se reduce al nivel de (Y*p),  la demanda agregada también a IS* y el banco central responde con medidas expansivas como rebajar drásticamente la tasa de interés de referencia a casi cero por ciento y otras de carácter cuantitativo pero que en las circunstancias descritas tienen como objetivo evitar daños de mayor duración al aparato productivo y empleo más que estimular la demanda agregada,  aun cuando originan un incremento de la oferta monetaria a LM*. La producción y el empleo registrarán  una caída drástica; la tasa de interés real y nominal también baja (A --> B). Cuando se levanten las restricciones al aparato productivo y  empleo, el PBI potencial regresará a su nivel original o cerca de él. Pero la demanda agregada, como está afectada negativamente, se recupera sólo hasta un nivel IS** produciendo una reactivación relativamente rápida, aunque parcial,  de la producción y el empleo, nivel Y0 (punto C), contando  ya con los efectos estimulantes de la política monetaria. Para restablecer la normalidad en la economía en el menor tiempo posible  se tiene que estimular la DA  en el trecho C --> A,  pero conforme la economía se vaya acercando a su potencial la política monetaria deberá desmontar la posición ultra expansiva asumida, curva LM original, marcando una trayectoria probable como la indicada por la línea punteada. Esto es lo que predice el modelo y efectivamente es lo que se está viendo en la realidad. Las tasas de interés de corto y largo plazo están bajando; la producción y el empleo han caído apreciablemente; el consumo y la inversión igual.
Ahora veamos lo mismo pero a través del lente del modelo de OA-DA.

A --> B --> C

En el eje de las “Y” se mide el nivel general de precios (P). En el eje de las “X” el PBI real. Esta configuración plantea una cuestión muy interesante: si la teoría de los precios nos enseña que lo único que mueve la asignación de recursos son  variaciones en precios relativos, cómo es posible que en este modelo sean variaciones en precios absolutos los que asignen recursos. ¿Estará mal el modelo? No. Existe otra explicación que la dejaremos para otra oportunidad. La recta de color rojo indica el nivel del PBI potencial (Yp). La curva de oferta agregada de corto plazo es la AS0 y la he dibujado casi horizontal por el muy corto periodo de ajuste que está bajo consideración. La curva de la Demanda Agregada es AD0. Se parte de un punto “A” hipotético; la economía está en su nivel potencial. En eso aparece la pandemia, la sociedad implementa medidas de defensa y como consecuencia de ello el PBI potencial cae fuertemente a Y*p al igual que la demanda agregada (AD*). Respecto a la oferta agregada de corto plazo no grafico su desplazamiento y la tomo como si no se moviera por consideraciones de claridad en la exposición y  dado que por el periodo de ajuste tan corto que está bajo consideración,  no habrían cambios importantes de precios relativos sobre todo en el mercado laboral y, por ende, tendría un movimiento cónsono con la curva potencial. Estos movimientos  llevan a la economía al punto “B”; los precios (inflación) se reducen. Pasado un corto periodo de tiempo, las medidas restrictivas se levantan y el PBI potencial regresa a su nivel original o cerca de él al igual que la curva de oferta agregada de corto plazo. La demanda agregada se reactiva pero como estaría afectada negativamente por algunos factores derivados de las medidas  para controlar  la pandemia, lo hace parcialmente (AD**) provocando que la producción y el empleo crezcan hasta Y0, “C”, de manera relativamente rápida. Habrá  necesidad de estimular la demanda agregada con el conjunto de políticas mencionadas en la introducción, para llevar a  la economía de C --> A en el menor tiempo posible.
Obviamente que estos modelos presentan una situación altamente simplificada de la economía. Pero todo modelo tiene esa característica, son abstracciones de la realidad. No se puede ni debe pretender que un modelo recoja todas las complejidades de la realidad, menos si son modelos de estática comparativa como los presentes. Por ejemplo, se podría argumentar que en el modelo de la OA-DA presentado arriba las curvas de AD* y AS se cortan ligeramente a la derecha del nivel Y*p debido a que los efectos de las políticas fiscales y monetarias tomadas ejercen algún efecto estimulador aún en la fase de emergencia. O que el daño infringido a la demanda agregada por el shock de oferta es tan grande que se cae a la izquierda del nivel Y*p provocando un mayor desempleo. En forma similar se podría argumentar que la curva LM sea casi horizontal dado que el banco central ha puesto su tasa de referencia en casi cero porciento y lo piensa mantener en ese nivel por un tiempo. Igualmente se podría sostener que podrían darse cambios  apreciables en la estructura productiva y especialmente en el empleo ya que actividades ligadas al e-commerce y teletrabajo han llegado para quedarse y desarrollarse; la digitalización apresuró también su arribo a la economía peruana; o  quebraron un número apreciable de empresas con importante incidencia en la determinación de la producción; afectando todas ellas  el nivel potencial del PBI  para arriba o para abajo. Pero considero que no cambian en lo fundamental las recomendaciones formuladas.
Un  supuesto grueso que estoy haciendo es que el tratamiento a la macroeconomía ignora al sector externo, lo toma como una economía cerrada que obviamente no es el caso. Pero creo que el  gasto interno, en el  corto plazo, es el driver de la situación. Además el déficit esperado de la cuenta corriente de la balanza de pagos probablemente sea financiado por un ingreso neto de capitales privados de largo plazo, lo que semeja una situación de equilibrio para la  balanza de pagos. Sin embargo debo precisar que la crisis mundial nos golpeará principalmente vía: menores precios de los metales que exportamos, especialmente cobre; menores influjos de capital;  menores remesas de moneda extranjera; y menor turismo externo. No obstante, los estimados de organismos internacionales es que esto podría revertirse a lo largo de 2021.



FORMAS DE RECUPERACION DE LA ECONOMIA


JORGE GONZALEZ IZQUIERDO.

UNIVERSIDAD DEL PACIFICO.

En la literatura económica moderna[1] se ha podido establecer, en base al estudio de un buen número de casos de recesiones pasadas a nivel mundial, diferentes formas en las que las economías con fuertes problemas económicos inician el camino de retorno a la normalidad. Esto cobra mucha importancia hoy dado los problemas que está sufriendo la economía peruana a consecuencia de la pandemia originada por el coronavirus. Procedamos a estudiar las formas conocidas de retorno a la normalidad.
Si aceptamos que en la economía peruana existen imperfecciones de diferente clase en los diferentes mercados que la componen, tendremos que concluir que para el corto plazo la producción y el empleo estarán determinados, en lo fundamental, por el estado de la demanda agregada, en especial del gasto interno. Por consiguiente, en la fase de reactivación la política monetaria y sobre todo la fiscal tendrá que estar orientada a estimular la demanda interna dado que es muy probable que exista un déficit de demanda que solucionar si queremos que la economía regrese a su nivel potencial en el menor tiempo posible. Dependiendo de la cantidad y calidad de la respuesta de política económica y de lo acertada  que estén las decisiones sobre la mantención de la cuarentena y otras restricciones, se podrían dar los siguientes resultados:


      1) UNA RECUPERACIÓN TIPO “Z”.





En el eje de las “Y” se mide nivel de PBI. En el eje de las “X” se mide tiempo. La línea recta y punteada indica la trayectoria del nivel del PBI sin considerar los efectos de la pandemia. En el tiempo “t0” se toman las medidas restrictivas y el nivel del PBI cae a “a” pero cuando se levantan éstas se produce un rebote fuerte en el PBI que lo lleva incluso por encima del nivel pre-crisis, “b”, para luego regresar a su nivel normal, “c”. ¿Qué pudo provocar esto? El comportamiento de la demanda (gasto). Los agentes económicos sobre todo consumidores se muestran muy optimistas al extremo que lo que dejaron de comprar en los días de cuarentena, salen y lo “recuperan” en los días posteriores,  adicionales a su consumo normal. Eso provoca el “overshooting”. Además consideran que la posibilidad de un contagio desaparece rápidamente y la posibilidad de un rebrote no existe. Sus ingresos no se vieron mayormente afectados ni tampoco el empleo. Algo exótico en los presentes momentos. Pero lo presento porque al comienzo algunos comentaristas y altos funcionarios públicos lo consideraban posible.



    2) UNA RECUPERACIÓN TIPO “V”.



Aquí los agentes económicos se muestran también optimistas pero no tanto como en el caso anterior. Cuando se producen las medidas restrictivas, el PBI cae a “a” y luego se inicia un proceso de recuperación relativamente rápido, digamos en uno o dos trimestres, que se extiende por un tiempo hasta alcanzar el punto “b”. Las expectativas son positivas y se tiene confianza  que la pandemia no retornará, porque se descubrió una vacuna por ejemplo. La vida regresa a su normalidad. En este caso  se debe asumir también que los ingresos reales no han sufrido mayor daño y que el empleo se recupera rápidamente. Casi una Ley de Say.


    3) UNA RECUPERACIÓN TIPO “U” PERO CON EL SEGMENTO “B”-“C” MÁS ECHADO.



Esta es una opción más realista dado que  asume que los efectos de la pandemia duran un tiempo mayor, que supera el fin de las restricciones; el shock inicial de oferta produce efectos más duraderos sobre la demanda agregada. Aquí cuando se dan las restricciones, el PBI cae a “a”  y se mantiene con  poca variación por un tiempo, “b”,  para luego recuperarse lentamente, “c”. La probable explicación de este comportamiento es que se han producido tres tipos de factores: a) se mantienen restricciones parciales sobre el aparato productivo;  b) se ha producido daño a la demanda agregada, sobre todo la interna, vía deterioro de liquidez e ingresos reales, de expectativas, desempleo de mayor duración; y c)  también problemas de liquidez y solvencia en empresas, sobre todo en el segmento de micro, pequeña y medianas empresas. El contexto externo será desfavorable en gran parte del periodo.



4) UNA RECUPERACIÓN TIPO “W”.



Este caso es muy real también. Se da cuando un gobierno presionado por grupos de poder político, mediáticos o económicos se apura prematura e irresponsablemente en reabrir la economía no tomando en cuenta al 100% los consejos desde el punto de vista de salubridad pública provocando un regreso de la pandemia en los próximos meses. El gobierno se verá obligado a tomar medidas más drásticas todavía.

Aquí cuando se toman las medidas restrictivas, el PBI cae a “b” para luego cuando se levantan tales medidas iniciar un proceso de recuperación, “c”, y luego la pandemia rebrota y se toman medidas más restrictivas, el PBI vuelve a caer para posteriormente iniciar otro proceso de recuperación, más lento y doloroso. El costo económico total será mayor que en los casos anteriores.


5) UNA RECUPERACIÓN TIPO “L”.



Este caso es un poco difícil que se dé dado que el periodo de restricciones al aparato productivo y personas no es muy prolongado. Cuando las medidas restrictivas y los efectos que producen sobre la economía duran un largo tiempo es probable que se ocasionen daños permanentes a la oferta agregada, debido a que se afectaría la formación del stock de capital, la calidad y cantidad de empleo, el progreso tecnológico; un fenómeno llamado “Histéresis”. Estaríamos hablando de “una inversa a la Ley de Say” en el sentido de que “lack of demand creates over time lack of supply”.  Según esto el nivel del PBI potencial cae a un nivel inferior para el largo plazo, “a” y se mantiene en ese nivel. Esta situación es la que están pasando hoy  las economías desarrolladas después de la Gran Crisis Financiera 2007-2008. Guardando sus distancias pero algo similar le ocurrió a la economía peruana. En el periodo 2003-2013, de gran auge en el precio de las materias primas, el crecimiento potencial de la economía peruana se estimaba entre 6%-6.5% anual. Cuando se acabó el auge y los precios de las materias primas cayeron apreciablemente, un movimiento de regreso a una situación de normalidad, el crecimiento potencial se tuvo que recalcular a alrededor de 4%. El crecimiento promedio anual 2014-2019 fue de 3.0% por debajo del potencial aún para estimaciones un poco menores al 4%. Por lo que, hasta antes de la llegada de la pandemia podríamos concluir dos cosas: a) se dió una reducción apreciable en el crecimiento potencial; b) además se produjo una reducción en el crecimiento actual por debajo del nuevo potencial atribuido a un déficit de demanda, sobre todo interna.
Con la información hasta el momento, no considero viable que esta forma de recuperación se dé en nuestro caso.

6) CONCLUSIÓN.

De los cinco escenarios expuestos considero que el más probable que ocurra es el “U” modificado, si es que el gobierno no actúa imprudentemente y levanta prematuramente las medidas restrictivas, en cuyo caso tendríamos el escenario “W” como  probable. Las razones para ello estarían focalizadas en los efectos sobre la Oferta y Demanda Agregada de la economía. Respecto a la primera, se darán todavía restricciones parciales  al aparato productivo hasta el mes de agosto-setiembre por lo que recién estaría funcionando al 100% a partir del último trimestre del año;  los protocolos sanitarios fijados por actividad serán de difícil y costoso cumplimiento para la mayoría de las empresas, sobre todo para las micro, pequeña y en menor medida medianas empresas sin contar  a la oferta de naturaleza  informal; la productividad podría verse afectada por el fuerte desempleo que se está produciendo en el sector formal ya que se estaría perdiendo capital humano especializado al momento de la recontratación, y también por la  drástica caída  en la inversión privada. Es probable que un sector de empresas con problemas de liquidez pasen a tener problemas de solvencia al ver sus ingresos estancados y su endeudamiento crecer. Respecto a la segunda, el consumo privado tendrá un muy débil comportamiento por la caída en los niveles de liquidez e ingreso real de las personas; en el empleo; expectativas negativas; y restricción voluntaria de gasto en actividades de alto riesgo de contagio; el miedo a gastar puede ahondar una recesión. La inversión privada estará afectada por la quiebra de empresas y por la difícil situación de liquidez y solvencia que atraviesan; expectativas negativas dada la gran incertidumbre existente; y desfavorables desarrollos provenientes del exterior, sobre todo para la minería. La demanda externa neta no jugará un rol reactivador de la producción en buena parte del periodo 2020-2021.
La política económica de corto plazo tendrá mucho que decir en estos desarrollos, especialmente la fiscal, dado que el gasto privado estará contrayéndose, vía expansión del gasto en inversión, especialmente en infraestructura ya que es sabido que cuando la tasa de interés de referencia del banco central está prácticamente en cero, el multiplicador fiscal sube de valor y además en el Perú no es relevante la Hipótesis del Ingreso Permanente, lo que refuerza la conclusión anterior; asimismo importa mucho la forma de financiar el déficit. La política monetaria debe ser creativa en desarrollar y usar mecanismos no convencionales para seguir soportando el buen desenvolvimiento de los mercados financieros y estimular, dentro de lo posible, el gasto privado, y respaldar una recuperación tan vigorosa como sea posible. El banco central debe hacer un uso más intensivo del mecanismo de Forward Guidance para guiar expectativas de los agentes económicos por el sendero deseado y afectar favorablemente las condiciones del mercado financiero sin hacer uso extenso de cambios en la base monetaria.



[1] “The ABCs of the post-COVID economy recovery”, L. Sheiner and K. Yilla, Brookings, series, May 4, 2020.












RECESIÓN Y ESTANFLACIÓN: EL CASO PERUANO

JORGE GONZALEZ IZQUIERDO UNIVERSIDAD DEL PACIFICO Últimamente ha renacido en el mundo y en el Perú el temor de caer en recesión y sobre ...